Paseo por el Cabañal y la Malvarrosa

Hace unos días vi un tutorial sobre cómo hacer meditación en tan sólo un minuto. Tienes que relajarte, tomar una postura cómoda, cerrar los ojos y concentrarte en tu respiración. El objetivo es abstraerse del entorno y conseguir llegar a ese espacio propio, interior, alejado del ruido, de los gritos, de las preocupaciones, del dolor, de la euforia… Hay que practicarlo, parece que funciona, o al menos es evidente que mal no te puede hacer…

Para determinados estados de ánimo, cuando no son gritos ni dolor ni stress lo que necesitas vencer, sino más bien acallar tus dudas (porque responderlas no sé)  dudas tipo «¿qué coño estoy haciendo yo aquí? ¿porqué no tengo un plan B? ¿cuándo nos iremos todos al carajo? ¿qué hace esa mujer hurgando en la basura?» entonces yo opto por salir a correr, o por coger la cámara de fotos.

Ayer me dolía la espalda (una excusa como otra cualquiera) así que cogí la cámara. Durante una hora paseé por las calles del barrio del Cabañal y por la playa de la Malvarrosa, y me traje algunas de las imágenes que vi. Es sólo una muestra. Hay muchos más rincones, tantos como combinaciones posibles de «tiempo» «ojos» y «luz» existen. Infinitas.

El nombre del barrio, Cabañal-Cañamelar, ya da una idea de su origen: un barrio de pescadores que nació mirando al mar desde sus barracas o cabañas hace ya más de cuatro siglos, y en cuyos alredores abundaban, entre otros, cultivos como el de la caña de azúcar (canyamel, cañamiel).

Casas de colores, nubes estiradas como hilos de algodón por el viento de levante. Por aquí pasearon Sorolla y Benlliure.

Moradas de pescadores, tan orgullosos de su linaje y de su oficio que decoraban sus casas con mosaicos y azulejos representando el esfuerzo de hombres y bestias en el duro trabajo de la pesca.

Año tras año, las décadas se suceden y el barrio pierde el alma a medida que  la gente se retira, las casas poco a poco se pudren. El tiempo no cura nada.

Una nube negra llamada «especulación» avanza desde el oeste. Hay muchas formas de mantener vivo un barrio como este. Pero la sensación que da es que la opción elegida no es la buena. Se puede hacer bien, se puede hacer mal. Y se puede hacer también lo que se ha estado haciendo hasta ahora: nada.

 

«Voleu conèixer  una persona?

Doneu-li un gran poder»

Si quieres conocer a una persona, dale un gran poder. A algunos tampoco hace falta que sea «gran», con poco se crecen …

 

«Es de necis confondre

 valor amb preu»

Es de necios confundir valor y precio.

 

 

Muros pintados. Y muros coronados con cristalitos para impedir que nadie salte. David contra Goliat.

A veces tengo la sensación de que sobrevivimos por pura casualidad.

Por cierto, ganó David.

Son las cuatro de la tarde, pero se nota que el sol ya no calienta como hace unos días. No hay mucha gente en la playa. Es lunes. Los que pasean, lo hacen abrigados. Como esa chica que lleva los zapatos en la mano. Se para y comienza a mover un pié trazando semicírculos en la arena, como los limpiaparabrisas de los coches. Despejando dudas.

Observo con detalle la playa. Creo no soy el único que ha venido hoy por aquí buscando un poco de aire. Parece un desierto de figuritas encalladas, cada uno a lo suyo, en su rato de sosiego.

Cruza el cielo una bandada de cormoranes. Buscan el refugio de la albufera, que queda a unos pocos kilómetros de aquí, dirección sur. Hay uno que «tira del carro», que recibe todo el viento de cara, que se desgasta, que sabe el camino. Los demás confían en él, y lo siguen.

Será cuestión de irse. Me subo la cremallera y el cuello de la chaqueta y echo un último vistazo al mar.

¡Qué enormidad!  Apago ya la cámara.

 

«Un duelo salvaje advierte 

lo cerca que ando de entrar 

en un mundo descomunal .

Siento mi fragilidad» 

A.Vega

La última: enciendo la cámara. Disparo y me voy.

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8 respuestas a Paseo por el Cabañal y la Malvarrosa

  1. Sònia Pereda dijo:

    Miguel, me he enamorado de cada palabra de este relato. Gracias por escribirlo y compartirlo 🙂
    Sònia

  2. zapulon dijo:

    Bonito paseo por un mundo, que como bien dices, se resiste al paso del tiempo. Pero el tiempo es imparable y si se une a intereses económicos es arrasador. Saludos desde Ecija.

    • Llegados a este punto de deterioro, es muy socorrido decir que el barrio está en un estado «terminal», como un enfermo desauciado, y no cabe más que derruir y hacer uno nuevo, con sus avenidas y sus centros comerciales. Y quizá sea así. Pero no deberían haber dejado al enfermo empeorar tanto.
      Gracias por pasarte a leer, Pablo.
      Un saludo!

  3. Bonito relato y preciosas fotos. Gracias!

  4. Francesc. dijo:

    He leído este elegante artículo con once años de retraso, me alegro, porque ese llegar tarde me ha proporcionado el regalo de ver como, a pesar del esmerado interés que se puso en la piqueta, el barrio ha sobrevivido.

    • Hola Francesc. Te agradezco mucho tu comentario, porque me ha servido también a mi para pasar de nuevo por aquí, y releer lo que escribí. El Cabanyal es un barrio único, y deberíamos encontrar la forma de hacer perdurar esa singularidad en el tiempo. Un abrazo y gracias por tu lectura.

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